domingo, 8 de marzo de 2015

Sabina será madre

Es cierto que nos tomó por sorpresa.  Sabina y Kafka tuvieron un problema digestivo que nos obligó a esperar unas semanas para su esterilización, días que coincidieron con mis vacaciones y la llegada del Año Nuevo fuera de casa. Mientras que Simba el gato de mi hermana es un roble y jamás se ha enfermado, Kafka ha estado varias veces hospitalizado y Sabina visita frecuentemente la veterinaria.  Sólo era cuestión de esperar unos días, que estuvieran mejor para realizar la intervención.  

A mediados de enero, Sabina que de por sí es cariñosa, no paraba de ronronear y acurrucarse a mi
lado para que la consintiera, lo que interpreté inicialmente como señal de que me había extrañado (la ingenuidad humana). Acariciándola me encontré con que sus pezones, hace unas semanas pequeños y poco perceptibles, estaban gigantes y rosados.

¿Será que mi gata estaba embarazada? me repetía a mi misma que era imposible, nunca percibí su primer celo y Kafka había sido esterilizado en la primera semana de enero.  Varias búsquedas en internet y ya tenía una imagen de los síntomas: pezones agrandados, abdomen redondo y sobresaliente, excesivamente mimosa o intempestivamente agresiva, aumento del apetito, vómitos en las mañanas, comportamiento de anidamiento.  

Definitivamente no.  No tenía los síntomas, mi gatita solo estaba más cariñosa de lo normal y sus pezones estaban grandes, tal vez era su primer celo, también había escuchado de falsos embarazos en perras y gatas, así que no había de que preocuparse.

A medida que pasaron los días, se completó el cuadro; Sabina tenía una barriguita de burro, se veía igual que en las ilustraciones de internet.   

Acudí a la vet quien confirmó la nueva sospecha.  Casualmente, ese día estaba en el local un veterinario con un ecógrafo y aunque era algo costoso, no me aguanté las ganas, quería confirmarlo y si iba a ser abuela, quería saber cuantos mininos llegarían a mi hogar.  Le rasuraron su vientre, lo cual iba a facilitar a futuro el amamantamiento y las imágenes alcanzaban a mostrar varias columnas vertebrales y cráneos muy bien delineados, tal vez dos o tres gatitos venían en camino.  Por el tamaño de los fetos se podía conocer el tiempo de embarazo y dado que en gatas dura de 57 y 63 días, seguramente el parto sería el 10 de marzo. 


El embarazo transcurrió normal, ni agresiva, ni ansiosa (por el contrario yo sí).  Volmimos a darle la comida para gatitos menores de 4 meses ya que su organismo necesitaba más nutrientes, como siempre agua disponible en varios lugares de la casa y siguiendo recomendaciones le conseguimos una caja con una cobija para que la tuviera disponible para cuando llegara el momento.  Ella entretanto buscaba su nido, dentro de los closets, debajo de la cama, sitios oscuros, calientitos, alejados.

Cuando se acostaba a mi lado, le temblaba la barriga, señal de la vida que se movía en su interior.

Ya estaba todo listo, sólo nos faltaba resolver un detalle, ¿cómo se comportaría el ansioso padre? estaba muy cansón, se le tiraba al cuello, se le acostaba encima, no la dejaba tranquila, así que decidimos separarlos.  Mi madre recibió a Kafka y este llegó a hacerle compañía a Godzilla, el lorito de la casa.  Solo faltaban dos días para la fecha programada.   

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