miércoles, 4 de febrero de 2015

La despedida

Recibí una llamada de mi amiga, la publicación que había hecho en facebook "gatito perdido" tuvo respuesta.  Yo no lo podía entender, Sabina era una gata abandonada, a esas alturas ya no me imaginaba que alguien la pudiera seguir buscando.  Sabina era de mi familia, ¿cómo devolverla a un lugar extraño? así que me parecía que Sabina debía estar conmigo, yo la quería, y ella parecía cómoda en mi apartamento, muchos lugares para explorar, la silla hamaca que le encantaba, y por supuesto todo mi cariño.  

Pregunté a mis familiares y novio, las opiniones estaban divididas, se me ocurrió hacer una búsqueda en internet con el ánimo de saber si alguien había pasado por una situación similar a la mía, pero no encontré nada que me ayudara.   Una mañana recibí una llamada del dueño de Sabina, me contó que la recogió de bebé, que le quitó sus pulguitas, que era la consentida de la casa y que no sabían cómo se les había escapado. Me conmovió tanto que le dije que la nos vieramos al medio día, que le iba a llevar a Sabina.  Me molestó un poco que me dijera que él podía pagar todos los gastos que yo había hecho, no se los estaba cobrando, Sabina era de la familia, ¿cómo podía decirme eso? 

Inmediatamente terminó la llamada, entré en llanto, creo que lloré toda la mañana, la tarde y la noche.  Yo soy alérgica, así que tenía los ojos como pelotas de ping pong, y por supuesto no fui capaz de entregar a mi Sabina.  Me despedí de ella, la metí en su guacal y mi novio cumplió la dificil labor.  Luego me comentó que su dueño, la llamaba Inti, que no parecía muy animada a salir del guacal y que tampoco fue a saludarle, "el tipín" como le decía mi novio, dijo algo peor, "si ella no se amaña, se la devolvemos", ahhh? yo no lo podía creer... en fin... hay gente así. 

De la despedida, aprendí lo que varias personas me dijeron: que los gatos entran a tu vida por una razón, y que si son ellos los que te encuentran a tí, debes estar profundamente agradecida.  Los días siguientes, estuve demasiado triste, pero elaboré mi duelo, le escribí una carta a Sabina, en ella pude identificar para mí, los aprendizajes de esta experiencia y las cosas hermosas que dejó para mi vida. 

¿Qué hubieran hecho ustedes?

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